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PORTAFOLIO DE CRÓNICAS Y REPORTAJES

Los textos seleccionados en este portafolio muestran una variedad de temas abordados en diversos géneros periodísticos, tales como la entrevista, la crónica y el reportaje, publicados en medios locales, estatales y nacionales. Espero que los disfrutes y me hagas saber tú opinión.

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crónica 
 

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reportaje
 

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crónica 
 

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Galería: Artículos

 

 

TEXTO PARA LA REVISTA VUELTA A LA PÁGINA

Puños de barrio

Tomás "Gusano" Rojas

 

Nacido en el barrio más pobre de Veracruz, a los grandes escenarios internacionales

Por: Víctor M. Toriz

 

ROUND 1

Tomás recibió el primero en la mandíbula, el segundo lo propinó él y también el último, después de eso ya no hubo miedo. Nació en la Pocitos y Rivera, uno de los barrios tradicionales de la ciudad de Veracruz, le tocó crecer en La Pochota: “En donde es fácil torcer el camino”.

A los 9 años conoció el boxeo, entrenaba eventualmente siguiendo el ejemplo de su hermano Jacinto, lo encaminó hasta su primera pelea en una exhibición en el antiguo Penal de Allende.

El primer enfrentamiento fue a los 14 años, le pesaban las rodillas, el ring improvisado hacía que se hundieran los pies en la lona y poco se parecía al cuadrilátero de concreto con sogas amarradas del gimnasio del “Zorro” Altamirano, forjador de talentos veracruzanos con quien aprendió a tirar ese gancho que lo caracteriza.

Tuvo miedo frente al “Pollero”, un peleador amateur que era famoso en el púgil veracruzano por lo duro de su golpeo, pero el coraje permitió acertar en los golpes necesarios, fracturarle la nariz y sacar sangre a borbotones para una victoria por decisión unánime al cuarto round.

Los siguientes dos años fueron 15 las peleas de exhibición que sostuvo en el entonces centro penitenciario, sólo una derrota. La oportunidad de pararse en un cuadrilátero profesional llegaría a los 17 en el salón de Villa del Mar.

ROUND 2

 

El apodo del Gusano se lo debe a su padrastro, pero también a su imagen delgada y alargada que en el boxeo es útil para alcanzar al oponente, con sus 173 centímetros de alcance y 1 metro 73 de estatura cuenta con la figura estilizada que lo ubica como el cuarto mejor púgil mexicano en la categoría Gallo y el décimo primero en el ranking mundial.

Lejos de cualquier vanidad Tomás Rojas camina las calles empolvadas y disparejas de la Pochota, deja de lado su guardia estilizada que lo caracteriza en combate, el puño surdo regularmente alzado. En los barrios cercanos su nombre es conocido y casi cualquier persona puede explicar cómo llegar a su casa.

Los niños presumen que lo conocen, que conocen al campeón que entrena en el corazón de la colonia, en el gimnasio que instaló con el dinero que se ganó en sus peleas del Consejo Mundial de Box (CMB).

Antes de lograr ingresar a la elite del boxeo internacional le costó atravesar diariamente la ciudad de Veracruz en bicicleta para llegar a las 4 de la tarde al gimnasio del Zorro, con la “idea bien metidita en la cabeza” de que sería campeón.

Regresaba cada noche entre las penumbras por la falta de alumbrado, con la provocación de los enemigos que todo joven tiene en el barrio, pero que en este lo menos es aventarse la trompadas y acabar con una navaja atravesada en la barriga, o como le ocurrió a él un día, en dirección al corazón.

 

ROUND 3

 

Un mes le tomó cruzar la frontera de México y Estados Unidos para llegar a Las Vegas, la capital mundial del boxeo, en donde sostendría su primer encuentro fuera del país, con el que pretendía mostrarse al mundo.

Inició el camino en Ciudad Juárez rumbo al Paso, Texas. Con el agua a la rodilla se abrió paso por el río Bravo, después le ganó a la corriente del un arroyo que se encontraba unos metros adelante, hizo a un lado una malla metálica y se encontraba en una noche del otro lado, lo difícil llegó después.

“Nos dejaron en una casa a mi hermano Jacinto, un cuate boxeador y a mí, sin comer, sin beber encerrados nada más, el hambre era canija y antes la había pasado pero la sed no la soportaba, fueron dos días así”, recuerda Tomás “El Gusano” Rojas, arrastrando las palabras y comiéndose las “s” al terminar una frase, completando con el tavanos o ibanos característico del leguaje jarocho.

Al salir rumbo a Arizona fue preciso ocultarse en un compartimento de un tráiler, en un espacio asfixiante: “Así doblados y todos apretados nos fuimos todo el camino, pero no hubo marcha atrás en mi cabeza en ningún momento”.

A dos días de la pelea alcanzó su destino, subió a la báscula y logró registrar las 60 libras reglamentarias, perdió por decisión dividida contra entonces campeón mundial peso Gallo, Luis “Tití” Maldonado, aunque dejó en su paso dos pómulos rotos y un baño de sangre descomunal.

A los seis meses regresó a México, con la desilusión que causó su promotor. Regresaría cinco meses después a la Unión Americana para su segunda pelea, esta vez de mayor importancia, enfrentaría a José Nieves en la categoría Supergallo, la oportunidad para darse a conocer.

 

ROUND 4

 

La pelea más difícil siempre es bajo el ring, medita el “Gusano” Rojas. Creció con la tutela únicamente de su madre hasta que el cáncer le arrebató el último aliento siendo él apenas un adolescente. Su vida cambio desde entonces, dejó la escuela y se dedicó de lleno al púgil.

De una familia numerosa sobrevivió de la mano de sus siete hermanos, dos mujeres y seis hombres con él, siempre unidos todos, aunque con Jacinto la relación es estrecha, es su Coach de toda la vida.

“Sí no tenía dinero para estudiar y abandonaría el bachillerato tenía que pelear por ser uno de los mejores del mundo, para que todo valiera la pena.”

 

Dedicarse de lleno al boxeo se volvió en una situación intermitente, interrumpida eventualmente por la necesidad de ganar algo de dinero para alimentarse, vestirse y comprarle algo a la novia.

Entonces pintaba estructuras metálicas en la mayor empresa productora de tubos de acero, la hacía de ayudante de albañil en las construcciones de edificios, trabajaba en los muelles del puerto de Veracruz en una pequeña empresa de carga o ayudaba a pegar azulejos en pisos y paredes.

 

ROUND 5

 

La segunda vez que cruzó a Estados Unidos se tornó complicada la situación, después de ser secuestrado con migrantes centroamericanos, de mantenerse sin entrenar por 15 días, logró llegar para dar una de sus mejores peleas contra José Nieves, entonces campeón mundial en categoría Supergallo.

Perdió por decisión dividida, pero logró llamar la atención de los promotores y de la prensa nacional e internacional.

Aún con su condición de indocumentado el encuentro contra José Nieves fue avalado por el Consejo Mundial de Box y transmitido en cadena nacional en México por TV Azteca, en voz de uno de sus ídolos de la infancia, Julio César Chávez. A nadie se le ocurrió solicitarle la VISA o el Pasaporte en aquel momento.

Causaba admiración que un veracruzano fuera boxeador, que aquel “chamaco” de piel curtida, ojos profundos y trenzas pegadas al cuero cabelludo surgiera de la nada para crecer rápidamente entre un mundo de peleadores.

De ahí llegaron decenas de tarjetas de presentación de promotores prometiendo fama y dinero. La fama era segura, el dinero se quedaría en su mayoría con los representantes y empresas.

Nueve meses pasó de indocumentado en Estados Unidos, limpiando piscinas, pegando tablaroca en construcciones donde contrataban mano de obra de indocumentados mexicanos y hasta elaborando pan junto a su hermano.

Pensando en tirar la toalla regresó a México, pero la pelea con Nieves sin darse cuenta le abría las puertas para competir por el campeonato mundial de box en la categoría Gallo, pelearía en la Arena Coliseo de Manila, en Filipinas contra el campeón Gerry Peñalosa.

 

ROUND 6

 

“Desde que conocí el boxeo mi sueño fue ser famoso y salir en la tele, era mi mentalidad, como la de muchos niños, quería ser como el ‘Maromero’ Páez, como el ‘Finito’ López –mi máximo ídolo- como Julio César Chávez, como ‘Macho’ Camacho”.

 

Al último el “Gusano” Rojas le copió los pantaloncillos: Largos y recortados a modo de falda hawaiana. Al “Maromero” su carisma y tenacidad, ahora también el corte de cabello estilo mohicano. A Chávez las mejores combinaciones y al “Finito” trató de copiarle la guardia y la precisión en los golpes, pero nunca pudo, “ese es insuperable”, dice profundamente dejando claro el respeto por él.

En su gimnasio las fotos de quienes son ejemplos a seguir se encuentran adornando las paredes en la parte superior de los espejos. Le acompañan también la de sus oponentes de mayor admiración Kohei Kono, con quien ganó el título mundial Supermosca del CMB, Vic Darchinyan, el primer oponente que lo mandó a lona, y Evans Mbamba, el primero con el que defendió el cinturón, por mencionar algunos.

Todo es meticuloso en su espacio de entrenamiento: La pulcritud que se mantiene en la pera, los sacos y el cuadrilátero confirman el orden que se nota al entrar al lugar y observar cada guante, cuerda y mancuerna en su lugar.

El Gusano Rojas no tiene una rutina profesional para prepararse, no cuenta con un equipo de nutriólogos, médicos y entrenadores, los jóvenes de la colonia y barrios aledaños lo acompañan en el Sparring, de 10 a 15 round seguidos para practicar.

 

ROUND 7

 

Una cicatriz en el pecho es lo más cercano que ha estado de muerte, en los encuentros arriba del cuadrilátero no ha sufrido tanto daño como el que hizo un cuchillo en una pelea que sostuvo en el barrio cuando tenía 30 años.

Tomás asegura que no es una persona de pleitos, en esa ocasión trató de defender a un adolescente enfrascado en un pleito callejero y aquello terminó en un mal entendido, los buscaron para cobrárselas, “no importa que seas campeón boxeador te vamos a partir la madre hijo e´ puta”, fue lo más decente que le gritaron.

Se defendió como sabe, conectó un Uppercut en la cara de uno de sus oponentes y lo mandó directo a la lona de aquella calle de terracería frente a su casa, alcanzó a ver un rostro desencajado, siguió el brillo del metal entre las penumbras, trató de alejarse a una esquina neutral y el cuchillo quedó clavado en el pecho, la costilla apenas lo detuvo.

Vive de milagro, le dijeron los médicos que lo atendieron, su vida nuevamente cobraba otro sentido, tenía que aprovechar al máximo el tiempo que tenía para regresar a los cuadriláteros como un campeón.

 

ROUND 8

 

 

El título interino de Campeonato Mundial en la división Supermosca llegó el 18 de julio de 2009, en una pelea donde se impuso ante Everardo Morales, arrebatándole el cinturón, el primero que realmente disfrutaría.

Un año más tarde se levantaría como el campeón absoluto del peso Supermosca, en un monumental encuentro sostenido en la Súper Arena de Saitama, Japón, lograría arrebatar por decisión unánime el título a Kohei Kono.

“Corrí a besar a mi oponente, estaba tan agradecido por haber ganado esa noche, lejos de Veracruz, logré el sueño que siempre tuve, logré lo que siempre deseé cuando salía de mi casa en la Pochota al gimnasio del ‘Zorro’ Altamirano”, rememora Tomás Rojas.

El 19 de agosto del 2011 caería en Tailanda contra Suriyan Sor Rungvisai. Un mes antes recibió un gancho al corazón, su separaría de su esposa. Como ocurría regularmente en cada encuentro, no contó con equipo profesional de entrenamiento y saltaría al ring a penas con lo que se había permitido entrenar, con el ánimo tirado en Nocaut Técnico.

 

ROUND 9

 

La pelea con el Jorge “Travieso” Arce lograría llamar los reflectores, lucía atractivo el encuentro, ya con algo de reconocimiento se le concedería una VISA valida por 20 días para no tener que cruzar de indocumentado hasta Las Vegas, Nevada.

Ambos pugilistas habían adquirido fama y en juego había una bolsa de 10 mil dólares, una cantidad que nunca pensó ganarse y que en nada podía compararse a los 500 pesos que ganaba en las peleas que sostuvo en sus inicios en el tradicional salón de Villa del Mar.

En el sexto asalto es enviado a la lona por el oriundo de Sinaloa, trató de sostenerse de nuevo y el referí Joel Cortez detuvo la pelea, perdió y la fama llegaría en forma de infortunio.

Días después de la pelea declaró al reportero Pedro Múñoz, del diario porteño Notiver, el de mayor circulación en el puerto de Veracruz, que se había dejado caer por 100 mil pesos, le valió el desprestigio y casi un año de suspensión del Consejo Mundial de Boxeo. Su carrera parecía acabar en ese momento.

En declaraciones con la prensa local, nacional e internacional trató de desmentir la versión, pero como un novato jamás pudo dar una explicación convincente, a seis años del incidente rememora y con la cabeza fría asegura que se trató de una “mala interpretación”, no dice más.

 

ROUND 10

 

Ya no tiene miedo, la primera pelea en el ex Penal de Allende cuando tenía 14 años le bastó para dejar en la esquina neutral ese sentimiento que le pesaba en las rodillas.

Otra vez se encuentra en las grandes escenas del boxeo internacional. Es el 3 de noviembre del 2012, tiene 32 años cumplidos, en la Xebio Arena de Sendai, Miyagi, en Japón, frente a Shinsuke Yamanaka. Sostiene seis asaltos, fajándose el pantaloncillo dorado y estirando los guantes azules para alcanzar a su oponente da la batalla.

En el séptimo round un Uppercut alcanza la mandíbula, se desploma de cara a la lona, no puede hacer más.

 

Inicia el conteo.

10: Puedo levantarme, mis piernas no responden, no sé donde tengo la cabeza.

9: Aprendí a vivir en la Pochota, el barrio bravo de Veracruz, con la idea bien metidita en la cabeza de que sería campeón mundial, esto no es nada.

8.- Cruce de indocumentado a los Estados Unidos para pelear y hacerme conocer, todo tiene que valer la pena.

7.- De haber recibido más apoyo, este gobierno no le apuesta al boxeo, faltan esfuerzos para apoyar a las nuevas generaciones.

6.- No siento las piernas, no puedo sostener la mirada abierta, esta maldita canción del gangnam style que se escucha de fondo en el sonido local no podré olvidarla jamás.

5.- Al ‘Finito’ traté de copiarle la guardia y la precisión en los golpes, pero nunca pude, ese es insuperable.

4.- Esto no es nada, en las peleas arriba del cuadrilátero no he sufrido tanto daño como el que hizo una pelea del barrio, no es nada.

3.- En Japón gané el título mundial Supermosca contra todo pronóstico, gané también el respeto del público, ahora tengo que levantarme.

2.- Mi carrera estuvo a punto de terminar por un mal entendido, pero estoy de regreso, un boxeador cae pero no tira la toalla.

1.- Ya no tengo miedo.

0.- No pienso en el retiro, mi carrera sigue y volveré a ser campeón mundial, alisto mi próxima pelea contra Nehomar Cermeño, espero que sea aquí en Veracruz, con mi gente.

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